Qué mejor si ocurre en miércoles, viernes o domingo en medio de una comida familiar.
Son las tres de la mañana y no he podido dormir. Estaba pensando en la necesidad de que mis desveladas tengan un sentido. Cuando vivía en la ciudad de las canteras rosas, me dedicaba a estudiar y realizar mis trabajos por las noches. A las cinco de la madrugada escribía un poquito en mi diario.
Me levantaba de la silla, me arreglaba y me iba a la escuela. En aquél entonces mis desveladas me permitieron concluir una licenciatura, porque en las tardes me dedicaba a ver la vida a través del balcón, a contemplar la lluvia, a cantar en voz bajita y a escribir cartas de puño y letra. Mi tía me sugirió varias veces que consiguiera un trabajo como velador.
Ahora me estoy desvelando en busca de un blog que me permita quedarme leyendo toda la noche y lo encontré. Su autor es León, me ha gustado la forma en que relata sus historias románticas. Su página es un tributo al amor, describe las cosas tan naturalmente que en momentos imaginas que estuviste ahí. Las etiquetas muestran la lista de mujeres que han ocupado sus sueños y no pude evitar pensar, que todos -casi- tenemos una lista de personas que en cada etapa de nuestra vida ocuparon un lugar especial.
De inmediato busqué la etiqueta con mayor cantidad de entradas, leí la historia completa. Pensé en mis propias etiquetas, en lo que yo podría escribir y sobre quién lo haría. Y el recuerdo te trajo a mi mente, pero ya sin lágrimas, ni suspiros, aunque sí con la mayor cantidad de post escritos.
Si tuviera intacto el recuerdo de un beso maravilloso, así como el que León le dió a Priscila el día que se hicieron novios, seguro que lo insertaría aqui --> Lástima porque, si algún día besé a alguien, ya no me acuerdo lo que sentí.
Me levantaba de la silla, me arreglaba y me iba a la escuela. En aquél entonces mis desveladas me permitieron concluir una licenciatura, porque en las tardes me dedicaba a ver la vida a través del balcón, a contemplar la lluvia, a cantar en voz bajita y a escribir cartas de puño y letra. Mi tía me sugirió varias veces que consiguiera un trabajo como velador.
Ahora me estoy desvelando en busca de un blog que me permita quedarme leyendo toda la noche y lo encontré. Su autor es León, me ha gustado la forma en que relata sus historias románticas. Su página es un tributo al amor, describe las cosas tan naturalmente que en momentos imaginas que estuviste ahí. Las etiquetas muestran la lista de mujeres que han ocupado sus sueños y no pude evitar pensar, que todos -casi- tenemos una lista de personas que en cada etapa de nuestra vida ocuparon un lugar especial.
De inmediato busqué la etiqueta con mayor cantidad de entradas, leí la historia completa. Pensé en mis propias etiquetas, en lo que yo podría escribir y sobre quién lo haría. Y el recuerdo te trajo a mi mente, pero ya sin lágrimas, ni suspiros, aunque sí con la mayor cantidad de post escritos.
Si tuviera intacto el recuerdo de un beso maravilloso, así como el que León le dió a Priscila el día que se hicieron novios, seguro que lo insertaría aqui --> Lástima porque, si algún día besé a alguien, ya no me acuerdo lo que sentí.